El nuevo capítulo de nuestro podcast tiene como invitado a Jorge “Kike” Acuña. En una distendida y amena conversación, el ex jugador abordó distintos temas en sus más de 20 años de carrera en el fútbol profesional.

El Kike partió recordando sus inicios en Universidad Católica, equipo donde se formó y logró debutar el año 97. “Tuve una carrera súper bonita. La gente de Universidad Católica, los técnicos, pensaron que yo no podría jugar fútbol, me echaron cuatro veces, seguí insistiendo y me iba a probar nuevamente, hasta que lo conseguí”.

Su paso por la UC asegura que representa uno de los grandes orgullos en su carrera como futbolista, con un título en el Torneo de Apertura el año 2002. “El recuerdo es maravilloso. Fue lo máximo, primero cuando me llaman a entrenar en el primer equipo y después ser Campeón yo jugando y siendo parte importante es el recuerdo más hermoso que tengo en el fútbol. Haber levantado la copa, la primera copa en San Carlos de Apoquindo”.

Luces y sombras

Dentro de la conversación, “Kike” también recordó su etapa más controversial que comenzó cuando fue parte del plantel de Universidad de Chile el año 2007. Un período donde los excesos marcaron fuertemente su vida extra futbolística. “Me dediqué más a salir que a entregar lo que se merecía un equipo. Hubo gente que trató de aconsejarme en el camino, pero yo no hice caso. Mi pensamiento era que si yo rendía, porque sí rendía, no podían meterse. Estaba equivocado”.

De esos años, hoy realiza su autocrítica: “luché tanto para poder conseguir mis cosas, ganar mi plata. Yo perdí todo, yo no tenía ni mil pesos para echarle bencina al auto, y tuve que vender mis cosas, me quedé a pie, tuve que andar en metro, en micro, que lo hacen todos los chilenos, pero para una persona que había logrado tantas cosas, era difícil. Perdí el cariño y la confianza de mis padres, de mis hermanos”.

La reinvención del Kike

Tras su retiro del fútbol y un fugaz paso como DT, Kike decidió dar un giro a su vida para convertirse en emprendedor. Su nueva pyme está enfocada en la venta de paltas, lo que le ha permitido lograr una estabilidad económica y salir adelante.

Actualmente tiene instalada una bodega en la comuna de Recoleta, donde organiza los repartos diarios y también realiza la venta directa. “Me metí a esto de las paltas, no tengo miedo en decirlo, por necesidad, por tener algún ingreso y levantarme nuevamente. Quise entregarle a mi familia las comodidades que creo que ellos merecen, y no me equivoqué, aunque fue un camino difícil y costó mucho en un principio. El fútbol me ayudó en que se me abran las puertas, porque no es fácil ingresar a los fundos y que te puedan vender”.

Y concluyó: “Estoy súper contento con mi empresa, afortunadamente me ha ido bien. Estoy contento porque manejo mis tiempos, estoy haciendo que crezca de a poquito. Me siento un tipo afortunado, tranquilo, con una familia súper bonita y quiero seguir por este mismo camino. Me gustó mucho, más allá de la tranquilidad que te pueda dar, es porque estoy haciendo algo que me gusta”.